Recordarles a los Catequistas de las diferentes diaconías de la Parroquia Santa Cecilia, que todo catequista debe acceder a ser formado, para así dar a nuestros catequizandos una mejor guía en su formación de la Fe Cristiana.
Ser catequista es un gran privilegio, ya que hemos sido escogidos para anunciar a Jesucristo, por medio de la palabra.
En aparecida leemos lo siguiente:
5.3.4 Los fieles laicos y laicas, discípulos y misioneros de Jesús, Luz del mundo.
211. Los laicos también están llamados a participar en la acción pastoraln de la Iglesia, pirmero con el testimonio de su vida y, en segundo lugar, con acciones ene l campo de la evangelización, la vida litúrgica y otras formas de apostolado, según las necesidades locales bajo la guía de sus pastores. Ellos estarán dispuestos a abrirles espacios de participación y a confiarles ministerios y responsabilidades en una Iglesia donde todos vivan de manera responsable su compromiso cristiano. A los catequistas, delegados de la Palabra y animadores de comunidades que cumplen una magnífica labor dentro de la Iglesia, les reconocemos y animamos a continuar el compromiso que adquirieron en el bautismo y enb la confirmación.
Así mismo en el apartad0 en el punto 5.2, apartado 167, podemos leer:
167. La maduración en el seguimiento de Jesús y la pasión por anunciarlo requieren que la Iglesia particular se renueve constantemente en su vida y ardor misionero. Sólo así puede ser, para todos los bautizados, casa y escuela de comunión, de participación y solidaridad. En su realidad social concreta, el discípulo hace la experiencia del encuentro con Jesucristo vivo, madura su vocación cristiana, descubre la riqueza y la gracia de ser misionero y anuncia la Palabra con alegría.
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